En forma natural la mujer produce flujo vaginal que mantiene sano al órgano reproductor femenino, pero cuando éste presenta color blanquecino, mal olor y consistencia grumosa se trata de leucorrea, la cual será indicativo de que algo fuera de lo común pasa en el organismo, ¿quiere saber por qué?
Durante la etapa reproductiva —se inicia con la primera y termina con la última menstruación— será común una secreción vaginal que regularmente es blanca, lechosa, acuosa o viscosa que proviene principalmente de la renovación celular del área, de forma que sirve como desalojo del material de desecho; cabe aclarar que el fluido es también llamado moco cervical, y que su cantidad y composición varían durante el ciclo menstrual y con la estimulación sexual, sin que ello signifiquen problemas de salud.
Tengamos en cuenta que la vagina debe mantener un nivel de acidez (ph 3.5 a 4.5) que es mucho mayor que el que tienen otros tejidos corporales, y que da las condiciones naturales para que los microorganismos que la habitan estén en perfecto balance. Entonces, si por algún motivo la acidez del órgano cambia, se producirán las condiciones ideales para el crecimiento rápido y sin control de microorganismos que darán pie a infecciones, bien en el cuello del útero (cervicitis) o en la vagina (vaginosis).
Serán característicos de estos problemas inflamación e irritación de uno o ambos órganos y la generación de flujo vaginal blanquecino anormal, l llamado leucorrea, el cual se reconoce por emitir olor fétido y tener consistencia parecida a la leche cortada. Los especialistas en salud de la mujer (ginecólogos) reconocen también como causas de leucorrea las infecciones en alguno de los órganos del aparato urinario (por ejemplo, uretritis, cuando se presenta en el conducto urinario llamado uretra) y también del digestivo (proctitis, en ano o recto).
Ahora bien, la simple inflamación se la mucosa vaginal recibe el nombre vaginitis, la cual puede generar leucorrea, y su origen no necesariamente se deberá a la presencia de gérmenes. Tal es el caso de la irritación provocada por productos químicos utilizados para el aseo personal, como los que componen las ducha vaginales, el papel de baño perfumado, jabones para producir burbujas y algunos tampones o toallas sanitarias, así como anticonceptivos vaginales y condones.
Saberla reconocer
La leucorrea de origen vaginal es la más frecuente, sobre todo durante la vida sexual activa de la mujer, aunque a veces se asocia a problemas de higiene en niñas y posmenopáusicas. Además de las características físicas del fluido antes mencionadas, la vaginitis conllevará comezón y, en algunos casos, excoriación en la cara interna de los muslos; ocasionalmente habrá dolor durante la relación sexual (dispaurenia).
Ante cada caso, una solución
Los detalles físicos de la leucorrea darán al ginecólogo una idea general del origen del problema, pero habrá ocasiones en que serán necesarios estudios de laboratorio, entre ellos papanicolaou y/o colposcopia, para determinar con exactitud la causa y, a partir de ello, prescribir el tratamiento a seguir.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que hay factores predisponentes que pueden alterar la flora vaginal, con las consecuencias que aquí se han señalado, siendo los más comunes:
Cambios de clima.
Embarazo.
Diabetes.
Anticonceptivos orales o dispositivos intrauterinos.
No usar condón en las relaciones sexuales que no son con la pareja habitual.
Medicamentos, como antibióticos, corticoides, metronidazol e inmunosupresores.
Tampones, aunque no en todos los casos.
Ropa interior sintética; prefiera la fabricada con algodón, ya que este material contribuye a mantener seca la zona genital.
Prendas ajustadas; las holgadas permiten adecuada ventilación.
Deficiente higiene. Limpie su zona genital de adelante hacia atrás para evitar diseminar bacterias a la vulva de las alojadas en recto y ano.